Hay una idea romántica extendida desde tiempos pretéritos de que el dinero no da la felicidad. Decía Woody Allen que es así, que no la da, pero que te crea una sensación muy difícil de distinguir de la felicidad plena.
En esa línea existen estudios que consideran que la relación entre ambas variables (dinero vs felicidad) no es lineal, y que por encima de cierta cifra de ingresos (80.000 USD) no produce un efecto positivo.
Pues bien, el estudio de 2023 «Income and emotional well-being: A conflict resolved» en el que participa el difunto Daniel Kahneman dice que no, que el dinero ilimitado genera felicidad ilimitada (https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2208661120).
Estas son sus principales conclusiones:
1.- Relación Positiva y Continua: El estudio encuentra una relación positiva continua entre los ingresos y el bienestar emocional. A diferencia de estudios anteriores que sugieren una relación decreciente, los resultados muestran que los mayores ingresos están asociados con mayores niveles de bienestar emocional, incluso en niveles altos de ingreso.
2.- Rendimientos Decrecientes: Aunque el bienestar emocional aumenta con los ingresos, el estudio confirma que este aumento se desacelera a medida que los ingresos crecen. Sin embargo, el impacto de mayores ingresos sigue siendo significativo, incluso en los tramos más altos de la escala de ingresos.
3.- Variabilidad Emocional: El estudio también revela que la variabilidad emocional entre individuos puede influir en la percepción de cómo los ingresos afectan el bienestar. Los resultados sugieren que, mientras más altos sean los ingresos, más consistente es el nivel de bienestar emocional reportado por los participantes.
A la luz de estos hallazgos, se deben repensar las políticas que buscan mejorar el bienestar de la población, pues es necesario considerar el papel crucial de los ingresos, especialmente en el contexto de asegurar niveles básicos de renta para maximizar el bienestar emocional de los individuos.