La política del escaqueo. Una fábula.

En este año nuestro, tan electoral él, quiero traer aquí una historia que leí hace tiempo y que, se supone – no sin dudas-, que ocurrió alguna vez en la extinta Unión Soviética.

El relato habla de un joven diputado que había sido designado (no elegido en urnas, claro) gobernador de una región oriental. Antes de acceder al cargo se reúne con su antecesor que le entrega dos sobres, cada uno marcado con un número. Este le dice:

– Te dejo estos dos sobres numerados. Guárdalos bien y no los abras de momento. El día que tengas un problema importante en tu gestión, abre el que lleva el número 1. Cuando tengas de nuevo otro problema, abre el que lleva el número 2.

El joven los recogió, y como se había comprometido los guardó en un cajón de su escritorio.

Pasado un tiempo, surgió un problema con una construcción pública que se había derrumbado sepultando a decenas de personas. Todos le señalaban con el dedo y pedían su cese; abrumado por ser cuestionado optó por abrir el primer sobre. Era una tarjeta blanca con una sola frase: «Échame a mi la culpa de todo».

Nuestro joven político logró superar la crisis y siguió adelante en su cargo hasta que, de nuevo, se enfrentó a una situación crítica. Al verse acorralado tomó el segundo sobre y lo abrió. Allí, en una tarjeta similar a la anterior, se podía leer: «Prepara dos sobres».

La política o el servicio público es también el arte de escabullirse, de pasar de puntillas ante la adversidad, ante la negligencia o el error. Esa aureola de impunidad no debe ser eterna.

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