Joaquín Sabina tiene un verso que dice: “Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y más de un bofetón”.
La sociedad actual anima a no reprimir los sentimientos y abrirse a compartirlos siempre que sea posible. Hay teorías, por ejemplo, que explican el mayor índice de suicidios masculinos en la dificultad para abrirse a otros.
Así, en genérico, podemos afirmar que expresar las emociones es positivo, como puso de manifiesto Standford al comprobar cómo aumentaba la presión sanguínea en un grupo obligado a reprimir sus emociones (https://psycnet.apa.org/record/2003-02341-008).
Entonces, abrámonos en canal y mostremos al mundo nuestras interioridades emocionales.
No, ese no es el camino.
Expresar cómo se siente uno depende de 3 elementos que deben estar a favor:
- El momento, que debe invitar a escuchar y mantener la atención.
- El receptor, que debe ser abierto, con capacidad de escucha y con algo que aportar.
- El contenido, que debe ser relevante y admisible por el receptor.
Si uno de los 3 no es el adecuado, abrirse puede resultar desastroso. Vea “First Dates”.
Si a usted le falla alguno de esos elementos, le recomiendo dos cosas:
1. Busque un psicoterapeuta profesional.
2. Escriba cómo se siente, algo que reconforta y está contrastado en este estudio: https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1111/j.1467-9280.1997.tb00403.x