Multinacional, líder del sector, busca una navaja suiza

En el año 1997 el ajedrecista campeón del mundo, Gary Kasparov, fue derrotado por Deep Blue, un ordenador de IBM programado para jugar como un gran maestro.

Desde aquella revelación, que produjo una auténtica catarsis en el ser humano supremo, han pasado dos décadas en las que las máquinas han ido alcanzando, con enorme eficacia y mayor velocidad, todos los rincones de nuestra vida.

La tecnología hoy no es una opción, es la vía necesaria para formar parte de la sociedad del siglo XXI. Así lo entendió el jugador ruso, quien tras la derrota con el engendro de IBM concibió una nueva forma de jugar, el Advanced Chess, dondeun equipo mixto humano-máquina competía con perfecta afinidad contra otro equipo similar. Cada uno tomaba lo mejor del otro.

Aquel Deep Blue del final del siglo XX ha sido ampliamente superado por AlphaZero, un avanzado sistema de Google que tardó solo cuatro horas en ser un Master Chess y humillar a aquel.

El caso del ajedrez ejemplifica muy bien lo que ha sido la evolución tecnológica en estos últimos años y su contraste con la inexistente evolución cognitiva humana. Hoy Deep Blue es un sistema de Inteligencia Artificial capaz de aprender solo, mientras Kasparov entra en la tercera edad padeciendo un natural y paulatino deterioro de sus capacidades más humanas.


Aquel Deep Blue del final del siglo XX ha sido ampliamente superado por AlphaZero, un avanzado sistema de Google que tardó solo cuatro horas en ser un Master Chess y humillar a aquel.


El Homo sapiens ha perdido su posición privilegiada en la cúspide de la pirámide evolutiva, ha sido desplazado por las máquinas con la agilidad que un prestidigitador cambia una carta sin que ningún espectador se percate de que donde antes había un siete de tréboles ahora está el as de picas.

Puesto que competir con las máquinas es una batalla perdida, solo nos queda aprender a vivir en armonía con ellas. El objetivo de un estudiante hoy no debería ser acaparar más y más conocimiento para ser el mejor en una disciplina. Sobresalir entre los demás pasa por tener una mayor capacidad de adaptación a lo que esté por venir. En una época que cambia de manera tan vertiginosa aprender es más importante que conocer.

Hasta ahora los puestos de trabajo podían clasificarse en aquellos que tenían un componente más técnico, es decir, más orientados a una tarea concreta y aquellos en los que era necesario un perfil más asistencial, más orientado a la persona. El mercado laboral está siendo testigo de una fusión de ambos paradigmas. Ya no es suficiente con ser un gran técnico porque es muy probable que antes o después sus tareas se automaticen. Por su parte, trabajar exclusivamente hacia las personas se irá devaluando en la medida que será el refugio laboral de los “inadaptados tecnológicos”, aumentará la oferta de candidatos y, consecuentemente, caerán los salarios.


A diferencia de las empresas o instituciones educativas, los estudiantes y los trabajadores deben aplicar ante las innovaciones tiempos de reacción breves y llevar así la iniciativa del cambio.


La expectativa laboral para los próximos años pasa por que las empresas busquen perfiles híbridos, candidatos orientados a transformarse, a reinventarse y siempre dispuestos a aprender. Pero ojo, porque la responsabilidad de aprender será principalmente del trabajador, quien deberá avanzar de manera proactiva, autónoma y no esperar a que, de manera reactiva, sea propuesto para participar en una formación, como ocurría hasta ahora.

A diferencia de las empresas o instituciones educativas, los estudiantes y los trabajadores deben aplicar ante las innovaciones tiempos de reacción breves y llevar así la iniciativa del cambio. Baste este dato: en el año 2016 el Ministerio de Industria publicó un análisis de la oferta educativa pública y privada universitaria que concluía que solo el 1% de los casi 13 000 títulos de grado, posgrado y doctorado estaban orientados a formar en el marco de la era digital. Llevará mucho tiempo revertir esta contrariedad.

Una vez finalizados los estudios, la batalla por aprender continúa. Así, por ejemplo, la Fundación Telefónica informó en 2017 de que por término medio los niños actuales tendrían ocho empleos distintos a lo largo de su vida, es decir, ocho reinvenciones laborales.

Los conocimientos técnicos de hoy y de mañana perderán vigencia pasado mañana. Solo con un espíritu curioso, flexible ante los cambios y responsable con el propio desarrollo, se podrá uno postular para ser contratado dignamente. El futuro es de los trabajadores polivalentes, de los más versátiles, de aquellos con un perfil de navaja suiza.

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