La mentira del feedback

Lo de desacreditar el feedback (FB) no lo digo yo, lo hace el autor británico Marcus Buckingham en su reciente libro “Feedback fallacy”.

Marcus no es ningún indocumentado, de hecho ha sido considerado por la HBR uno de los 100 autores más influyentes de todos los tiempos. Así que pasemos a conocer qué tiene que decirnos.

Su punto de partida es que nadie puede mejorar solo porque se le diga lo que hace mal. Esa es la falacia que denuncia; cree que el proceso del FB está inevitablemente corrompido por los sesgos de evaluador y evaluado.

Marcus recupera el concepto del Efecto Calificador Idiosincrático, por el que el emisor vuelca sus prejuicios en la búsqueda inconsciente de hacer del otro un reflejo de sí mismo. El autor dice que creemos que el FB funciona como un vidrio a través del cual vemos al trabajador, pero en realidad es un espejo.

Entonces, formemos a los protagonistas en impartir y en recibir FB. Tema resuelto. No, el problema no son ellos, es el proceso en sí, tal y como está establecido hoy en día, que no es válido porque los humanos no sabemos dar FB objetivo. Piense en las reseñas de un restaurante; quien las pone se toma a sí mismo como canon de lo que es apreciable, proyecta su subjetividad en lo que espera en cuanto a precio, atención o calidad. En el FB laboral pasa lo mismo, informamos al trabajador de lo que esperamos de él desde nuestra mirada sesgada, tomándonos a nosotros mismos como su máxima aspiración.

Es habitual escuchar que los trabajadores demandan FB de sus jefes, pero no es así. Marcus dice que lo que realmente buscan es atención y que se les refuerce lo que hacen bien y lo que aman; solo así se puede mejorar el desempeño, moviendo el foco de sus debilidades (que solo generan estrés ) a sus fortalezas, porque emoción y aprendizaje son constructos que caminan de la mano.

En definitiva, concluye que las personas no somos recipientes vacíos que puedan ser moldeados y rellenados a discreción, somos individuos que llegamos a la entrevista de FB con nuestro propio estilo de pensar, de relacionarnos, de crear o interpretar. Marcus insiste en que ignorando la individualidad no es posible mejorar nada.

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *