¿Inteligencia o sabiduría? ¿Qué es mejor?

 

Tengo dos hijos adolescentes a los que podría definir, sin pasión de padre, como inteligentes. Yo también, sin caer en la vanidad, me considero inteligente. Los tres compartimos el mismo entorno sociocultural, valores similares, modelo educativo parecido, y, sin embargo, hay cosas que las vemos radicalmente distintas.
 
¿Cómo es posible si todos nos movemos desde premisas inteligentes?
 
Se lo voy a decir: porque a mí los años me han transformado la inteligencia en sabiduría, que es lo mismo que tienen mis hijos pero yo añado los matices que me han aportado mis vivencias personales.
 
Para mis hijos cualquier problema solo tiene un objetivo, resolverlo; da igual cómo, pero hay que solucionarlo. Yo, por mi parte, reparo más en el cómo, aplico los valores y la experiencia de la madurez y llego a conclusiones distintas, que, entre usted y yo, suelen ser más acertadas.
 
Pero no basta con ser mayor para disponer de sabiduría, hay un largo camino de observación, reflexión y aprendizaje que, sin duda, se ve muy reforzado por disponer en origen de una base de inteligencia.
 
Ser inteligente no es garantía de nada si no logras un equilibrio interior que solo se alcanza con una edad bien aprovechada.
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