El reto de autoconocerse

 

Pausanias fue un viajero griego del Siglo II d.c. que recogió en lo que podría denominarse hoy una guía de viaje (periegético en griego) la inscripción que adornaba el pronaos del templo de Apolo en Delfos: Conócete a ti mismo.

Si bien se atribuye su autoría a Sócrates, lo cierto es que no está claro de qué cabeza salió, pues pudieron ser también otros coterráneos como Tales de Mileto, Heráclito, o el mismo Pitágoras.

“Conócete a ti mismo” es un aforismo de fácil entendimiento pero difícil ejecución. Que levante la mano quién puede afirmar que se conoce bien. Ahora, los que hayan levantado la mano, ¿serían capaces de admitir que se conocen de forma objetiva, precisa, sin sesgos ni distorsiones motivacionales?

Warren Benis, uno de los pioneros del estudio del liderazgo en el Siglo XX decía que conocerse uno mismo es la tarea más difícil a la que nos enfrentamos, pero que es básica desarrollarla con éxito si queremos evolucionar a mejores estados. Más tarde, Daniel Goleman introdujo el concepto de “Autoconciencia”, que definió como una atención continua a los gobiernos internos de cada uno.

Reconocernos en un patrón de conducta específico requiere de muchas habilidades, pero especialmente una, la voluntad de conocerse. Hay una resistencia natural en todos nosotros que nos lleva a negar u ocultar nuestras debilidades. Y eso no es malo, de hecho Freud lo llamaba “mecanismo de defensa” en el sentido de que nos ayuda a sobreponernos a todo aquello que cuestiona nuestra valía.


Superada esa resistencia inicial, y natural, hay que aprender a profundizar en lo que somos, cómo lo somos y, sobre todo, por qué lo somos.


Por eso, sin que exista un interés personal puro y franco por escribir una catálogo de nuestra idiosincrasia, no se puede avanzar en un proceso de mejora.

Superada esa resistencia inicial, y natural, hay que aprender a profundizar en lo que somos, cómo lo somos y, sobre todo, por qué lo somos. Este trabajo analítico, en muchos casos, debe ser dirigido por un especialista que puede ser un coach suficientemente formado o un psicólogo.

Transitados ya los parajes más ignotos y comprometedores de nuestra naturaleza, queda entrar en un proceso de aceptación que no siempre es fácil, porque como le ocurría a la madrastra de Blancanieves, el espejo que nos refleja puede ser muy cruel cuando se sincera.

Si usted ha llegado hasta ahí con afán explorador y disposición humilde estará en la situación idónea para comenzar un proceso de transformación que le llevará a ser una persona más capaz, más integrada y mejor adaptada.

Conócete a ti mismo son solo cuatro palabras, pero encierran todos los tratados hechos y por hacer de la condición humana. No lo minusvalore.

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